

Si en el avión empiezas a oír samba a un buen volumen, ves que los pasajeros tocan hipotéticas baterías, y al bajar adviertes que en las escaleras mecánicas los culitos se menean, incluído el tuyo... es que estás en Salvador do Bahia, la cuna de Vinicius, Toquinho ect. Aquí se tiene la impresión de que no trabaja nadie; ya de buena mañana los morenitos y morenitas invaden las playas embadurnando sus cuerpos de aceite y chupando... cocos locos.
La ciudad se abre bulliciosa al mar desde calles coloridas y empedradas que descienden hacia el puerto, mercados y playas, con un aire colonial que recuerda a Lisboa. Nos hemos asomado a alguna de sus 365 iglesias, una para cada día del año, y también a un santuario candomblé africano, sintiendo la emoción de lo exotérico; en fin, que le damos a todo, incluídas las caipirinhas.
Besos y cada vez más, hasta pronto.